domingo, 14 de noviembre de 2010

El otoño.

Sentada en el asiento del coche camino a mi pueblo, observaba por la ventanilla el exterior y me di cuenta del conjunto de colores que había en el paisaje; marrones, ocres, tostados, amarillos, rojos, y todos ellos mezclados con verdes, ese conjunto de colores, que te provocaban un cúmulo de sensaciones tanto de fascinación y alegría como al mismo tiempo de pena y tristeza.


En mi mente se mezclaban esos colores extraños que nos quieren indicar que el otoño ya está aquí, que está presente entre nosotros, que el frío empieza a recubrirnos y que el sol se aleja, poco a poco, olvidándonos hasta de su calor.

Sigue el coche transcurriendo por la carretera, y yo callada y sin decir palabra sigo observando aquel intercambio de colores tan fascinantes y maravillosos. No me explico la causa ni el porqué, pero una sensación extraña me rodea, ese círculo de sentimientos que me provocan, producidos por su leve oscuridad.

Más adelante justo pasar el túnel del Puerto de Somosierra, me encuentro con esa vista preciosa como es la chorrera del  Rio Duratón, transcurriendo desde lo más alto de la montaña, hasta perder la visión de su fin, y la vegetación que le acompaña, junto con las vacas que se ven pastar, le da un cierto matiz solitario.


Es tan espectacular la llegada del otoño, como se adentra en nuestros paisajes y en nuestro entorno, sin hacer ruido, muy poco a poco.

Os invito a que salgáis al campo para poder disfrutar de los maravillosos paisajes que nos proporciona nuestro entorno.

1 comentario:

  1. ¡Qué pena que el otoño cada vez dure menos! Es, desde siempre, mi estación del año favorita.

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