domingo, 5 de junio de 2011

La Alberca

Aunque un poco tarde esta entrada, quiero compartir con vosotros una de nuestras salidas en Semana Santa. Mis padres, mi hermana y yo decidimos acercarnos a La Alberca, un pueblo que se encuentra en la provincia de Salamanca a muy poquitos kilómetros de Ciudad Rodrigo.

La Alberca fue el primer pueblo

Este pueblo siempre a sido famoso por sus espectacular arquitectura, las casas son de madera y ladrillos de adobe (el adobe esta formado por una masa de barro con paja, antiguamente la forma de hacer esta masa era pisándola con los pies, y se introducen en unos moldes de madera de una medidas aproximadas de 30 de lardo por 15 de ancho y 12 de alto y se ponían a secar al sol), me llama mucho la atención las numerosas flores puestas en lo balcones como podéis ver en la foto.


La Alberca es un pueblo muy turístico pues según mi opinión merece la pena ir, solamente paseando por sus calles y hablando con sus gentes te lo pasas muy bien y disfrutas muchísimo. Cuando hay puentes o en vacaciones no se pude andar por sus calles, todo está lleno, da lo mismo a la tienda que entres o a la actividad que se dedique hay gente por todos los lados y siempre hay cola a la hora de pagar.

Mi madre nos dice que a ella no le gusta mucho ir ahora, pues añora a La Alberca de hace 25 ó 30 años, cuando eran las fiestas el 15 de agosto, solía ir, estaba lleno de gente, pero las tiendas no tenían los tenderetes fuera, todo estaba dentro y podías disfrutar mucho mejor de su arquitectura no es lo que era antes, ahora no se puede caminar con tranquilidad por el pueblo sin encontrarte un puesto donde te vendan los típicos souvenirs.

Es muy famoso comprar las obleas, típicas de Salamanca y el turrón lo compras al peso y con un hacha te cortan el trozo que quieras. Los embutidos algo tan conocido por todo el mundo, su jamón Ibérico, sus quesos de cabra u oveja y su repostería como las conocidas floretas.

Estuvimos comiendo en el hotel restaurante “LA ABADÍA DE LOS TEMPLARIOS” precioso no tengo palabras para describirlo, por fuera parece un castillo medieval, justo a la entrada nos encontramos con casitas individuales y cual fue mi sorpresa cuando me dijeron mis padres que era ahí donde nos habían querido llevar este verano toda esa zona era el “Pueblo Inglés” ¡que pena! Cuando quisieron hacer la reserva, ya no había plaza para ese lugar, pues según les dijeron era lo primero que solían reservar. La comida estupenda, aunque mejor no hablar del precio, desde el restaurante se podía ver el SPA. La entrada a las dependencias para ir al restaurante era preciosa, el techo tenía un artesanado que era una maravilla. Después de reposar un poco la comida estuvimos viendo todas las dependencias, había una zona de piscinas con cascadas, al lado se encontraba la discoteca del hotel en la cual el techo y las paredes se parecían a una cueva, pero la decoración de los sillones y demás era minimalista y llena de color. Por los alrededores del hotel todo era comodidad, sus jardines, sus mesas, sus asientos. Ya dentro en la planta baja del hotel había una gran sala de lectura con numerosos sillones y un par de chimeneas con fuego; muy acogedor. Los baños muy grandes decorados de una forma clásica en tonos amarillos, con un diván.




Luego nos acercamos al pueblo a pasear por sus calles estuvimos en una procesión, compramos legumbres para el año y nos fuimos a “LA PEÑA DE FRANCIA”  que es una sierra a unos kilómetros de La Alberca, donde se encuentra la virgen del mismo nombre, visitamos las ermitas pues hay más de una, estuvimos en la tienda de souvenirs y lo más precioso sus vistas, es una maravilla. Nos pasó algo curioso, al llegar estaba todo claro, solamente una zona que se veía un poco de niebla y pudimos ver como en minutos no podíamos ver nada, pues se nos puso una niebla muy espesa, duró como 15 minutos y pudimos otra vez volver a disfrutar de las vistas, hacía ya frío por lo que decidimos volver al pueblo.




Paramos en Ciudad Rodrigo, ya era muy tarde, pasamos por la catedral para ver sus imágenes preparadas para las procesiones de Semana Santa, pero entramos y tuvimos que salir rápido, ya que cerraban.
Y ya por fin de vuelta a CASILLAS DE FLORES pues el día había dado para mucho.

Os animo a todos a que vayáis a visitar esa zona de Salamanca, creo que merece la pena, todo es naturaleza. 

2 comentarios:

  1. Hace años que no voy a La Alberca, quiero recordarlo con mis imágenes de la infancia. Y es que en ese pueblo vive mi tía, la hermana mayor de mi madre, y todos sus hijos, por lo que allí fui desde pequeño a todas las bodas, que eran bodas charras, con toda la parafernalia y costumbres ancestrales. Yo me quedaba siempre alucinado de los trajes de mis primos, llenos de adornos de oro. Mi madre tiene una foto preciosa de mi prima y yo, con cuatro o cinco años, yo como niño setentero y mi prima como una charra de hacía un siglo. Es genial.

    También recuerdo el bar de mi tía, que está (creo que todavía sigue abierto) en la plaza del pueblo, la que tiene la cruz en medio, con su barra de madera, no se podía tocar nada de ella, puesto que era una taberna del siglo XVI. Una de mis primas tiene también un hotel allí, Las Batuecas, así que todos viven un poco del turismo, pero debe ser ya masivo aquello y debe haber perdido mucha autenticidad. Me ha hecho mucha ilusión esta entrada, y se me había pasado por alto. Pero hoy, poniendo las notas, la he visto y no he podido más que contestarte.

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  2. jajajajaja entiendo lo de los trajes ya que mi madre está empeñada en que mi hermana y yo nos hagamos un reportaje vestidad de charras, pues mi madre es de un pueblo de Salamanca. ¡Pero no acaba ahí la cosa! nos ha hecho unos trajes regionales de la provincia de Segovia, de donde es mi padre, y nos hace vestirnos todos los veranos en fiestas. Aunque no estoy muy de acuerdo, pues lo trajes pesan mucho creo que es la única forma de que se sigan conservando las tradiciones de nuestros antepasados.

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